Construcción

La reconstrucción de la casa duró un año y medio. Decidimos que fuese un constructor local quien se hiciera cargo de la misma por su conocimiento de la zona, las técnicas de construcción propias y la experiencia en el trabajo con materiales autóctonos.

Nuestra idea era crear un alojamiento rústico, pero conforme avanzaba el tiempo vimos que la casa pedía otro estilo. Uno propio. Decidimos modificar nuestra idea para rendirnos a la evidencia de que Casa Maru, por su ubicación e historia, exigía la máxima personalización y el mimo en los pequeños detalles. Descubrimos que lo que diferencia a nuestra casa del resto es el espíritu que hemos heredado y la pasión que le hemos impreso.

Todo, de suelo a tejado, es nuevo exceptuando sus muros de piedra. Los materiales han sido escogidos personalmente y siguiendo las recomendaciones de gente experta. Para lograr la luminosidad ideal y dotar al interior de unas mejores vistas, se han abierto nuevas ventanas y ampliado las existentes. Una casa con buenas vistas potencia el buen humor y la felicidad. Nada se ha dejado al azar y cada ambiente ha sido creado para ofrecer al huésped exactamente lo que espera.

En origen, la vivienda no contaba con el cenador actual. Este añadido ha dotado a la construcción de un área de descanso y relax, que premia al huésped con una panorámica inigualable del Naranjo de Bulnes. Llegar a Casa Maru, sentarse en él, dejar la vista alejarse y sentir que el tiempo ha desaparecido es todo uno. Si queréis comprobarlo, solo tenéis que llamar o reservar una habitación.

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